Un Camino de Gracia

¡Oh, santísima Madre de Dios! Alcanzadme el
amor de vuestro divino Hijo para amarle, imitarle y
seguirle en esta vida y gozar de El en el Cielo. Amén.

lunes, 24 de abril de 2017

“La mirada de Jesús, “te invita a levantarte. Y esto es verdad: la mirada de Jesús nos levanta siempre. Es una mirada que nos eleva, que jamás te deja ahí, jamás. Jamás te abaja, jamás te humilla”. Una mirada que te hace crecer, ir adelante, que te da valor, porque te quiere. Te hace sentir que Él te quiere. Y esto da el valor para seguirlo.”




DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

Taller 1: “Dejarnos Mirar por Jesús”
“El aspecto más sublime de la dignidad del hombre está precisamente en su vocación a establecer una relación con Dios en este profundo intercambio de miradas que transforman la vida.

Para ver a Jesús lo primero que hace falta es dejarse mirar por Él”.

(Beato Juan Pablo II Mensaje para la XIX Jornada Mundial de la Juventud 2004)


El Papa Francisco exhortó a los fieles a dejarse mirar por Jesús, pues su mirada “nos levanta siempre” y nos cambia la vida… es “una mirada que te lleva a crecer, a ir adelante; que te alienta porque te hace sentir que Él te quiere”.
Señalando el Evangelio, sobre la conversión de Mateo (Mt.9,9-13)
“Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó y lo siguió. .Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: «¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?» Jesús los oyó y dijo: «No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos.

Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»


Un recaudador de impuestos, un pecador, el Papa dijo que en ese momento siente “en su corazón la mirada de Jesús que lo observaba”. “Y aquella mirada lo envolvió totalmente, le cambió la vida. ‘Apenas sintió en su corazón aquella mirada, se levantó y lo siguió’.

“La mirada de Jesús, “te invita a levantarte. Y esto es verdad: la mirada de Jesús nos levanta siempre. Es una mirada que nos eleva, que jamás te deja ahí, jamás. Jamás te abaja, jamás te humilla”. Una mirada que te hace crecer, ir adelante, que te da valor, porque te quiere. Te hace sentir que Él te quiere. Y esto da el valor para seguirlo.”

- Y Jesús, va a comer a la casa de Mateo, “se había corrido la voz. Y toda la sociedad – no la sociedad “limpia” – sino “publicanos y pecadores…, se sintió invitada a aquel convite”.

Jesús los había mirado y aquella mirada de Jesús sobre ellos creo, dice el Papa Francisco, “fue como un soplo sobre las brasas, ellos sintieron que había fuego dentro aún, y que Jesús los hacia subir, les devolvía la dignidad”

-El Santo Padre señaló además que la mirada de Jesús no es algo “mágico, Jesús no era un especialista en hipnosis”, sino que “Jesús miraba a cada uno, y cada uno se sentía mirado por Él, como si Jesús dijese su nombre Y esta mirada cambiaba la vida, a todos


El Santo Padre señaló que “la mirada de Jesús siempre nos hace dignos, nos da dignidad. Es una mirada generosa. ‘Pero mira qué Maestro: ¡come con la podredumbre de la ciudad!’: pero bajo esa podredumbre estaban las brasas del deseo de Dios, las brasas de la imagen de Dios que querían que alguno las ayudase a convertirse en fuego. Y esto lo hacía Y HACE la mirada de Jesús”

En los Evangelios tenemos otras miradas de Jesús: Mirada de Jesús a Zaqueo: "Evangelio según San Lucas, 19 1-10

“1. Habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. 2. Había allí un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los cobradores del impuesto y muy rico. 3. Quería ver cómo era Jesús, pero no lo conseguía en medio de tanta gente, pues era de baja estatura. 4. Entonces se adelantó corriendo y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por allí. 5. Cuando llegó Jesús al lugar, miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja en seguida, pues hoy tengo que quedarme en tu casa.» 6. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. 7. Entonces todos empezaron a criticar y a decir: «Se ha ido a casa de un rico que es un pecador.» 8. Pero Zaqueo dijo resueltamente a Jesús: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y a quien le haya exigido algo injustamente le devolveré cuatro veces más.» 9. Jesús, pues, dijo con respecto a él: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también este hombre es un hijo de Abraham. 10. El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»" Zaqueo, era Jefe de Cobradores de impuestos, un Publicano, alguien no querido en el Pueblo, ya que se lo consideraba un traidor a la “patria”, porque cobraba los impuestos para los extranjeros que habían ocupado sus tierras y además le agregaba un plus para él... Aquí se presenta el testimonio de una vida indigna de la ley de Dios e indigna de él en cuanto hombre; pero a pesar de ello surge en Zaqueo el deseo de poder ver a Jesús, y ante este impulso es capaz de enfrentar el desafío y el ridículo, de subirse a un árbol, ya que era “de baja estatura”, para poder ver a Jesús.

Este anhelo muestra que había conservado en el fondo de su corazón un sentimiento de lo verdadero y hermoso del ser humano, aquel que era capaz de encontrarse con lo divino. Y en esa disposición se encuentra con la mirada de Jesús.

Zaqueo se dejó mirar y más aún acepto la invitación que se hizo Jesús ”hoy voy a comer a tu casa”, y cuando Cristo entra en casa de Zaqueo, es recibido con reverencia y alegría; esta consideración y esta alegría en presencia de Dios se ponen de manifiesto en la verdadera conversión de Zaqueo, en su acto de arrepentimiento, en la decisión de un cambio real, de dar una dirección completamente nueva a su vida; dispuesto a corregir y así ser liberado del pasado; Porque se ha encontrado con Dios y este encuentro ha despertado en él la vida y la alegría, porque su alma que estaba “dañada” se transforma con toda la profundidad de un alma humana en paz con Dios; Zaqueo se abre a un acto de confianza en Dios, a un acto de fe. Todo esto, Cristo se lo reconoce cuando dice: «también éste es hijo de Abraham»: pertenece a la raza de los que podían creer, no con un acto de credulidad, sino con un acto de entrega total. Por eso «fue día de salvación para aquella casa».

Zaqueo lo recibió con alegría!!, porque esto suponía una liberación, un camino abierto, un no tener que ocultar nada y poder convertirse ahora en un hombre nuevo.


¿Qué le decimos a Jesús ante su propuesta: “Hoy voy a comer a tu casa”

¿No somos todos nosotros pequeños, impedidos de ver a Jesús en la multitud de compromisos, deseos…?

¿No necesitamos alguna vez, subirnos a una altura que está por encima de nosotros mismos, cuando seguimos siendo tan pequeños y tan pobres como si estuviéramos al comienzo del camino de fe?;

¿Hemos intentado encontrarnos cara a cara con Dios? ¿qué nos pasó? O si no lo intentamos por qué fue?. Nos surge miedo?; sentimos que corremos el riesgo de provocar sorpresa, burla y hasta críticas?...o en nuestra búsqueda de Dios nos sentimos desaprobados, rechazados, envidiados..., o aparecen frustraciones, malos testimonios , desencuentros que obstaculizan o nos hacen dudar, en nuestro deseo de afirmarnos en la Fe?..
La mirada de Jesús a Pedro: Cristo escudriña los corazones de los hombres y a veces ante la evidencia más convincente, explora siempre más allá de las apariencias. Cuando Cristo se encontró con Pedro a la orilla de Tiberíades después de la Resurrección, después que Pedro lo hubiera negado por 3 veces; Jesús no le pidió cuentas de su traición, no exigió de él una plena confesión, sino que le hizo una pregunta penetrante: «?Me amas más que éstos?» (Jn.21,-14-19)

"14. Esta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos. 15. Cuando terminaron de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos.» 16. Le preguntó por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Pedro volvió a contestar: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dijo: «Cuida de mis ovejas.» 17. Insistió Jesús por tercera vez: «Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me quieres?» Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero.» Entonces Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.» 18. En verdad, cuando eras joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas a donde querías. Pero cuando llegues a viejo, abrirás los brazos y otro te amarrará la cintura y te llevará a donde no quieras.» 19. Jesús lo dijo para que Pedro comprendiera en qué forma iba a morir y dar gloria a Dios. Y añadió: «Sígueme.».

Pedro, “asustado, luego de la Resurrección y avergonzado ante su mirada y con aquellas tres preguntas de Jesús: ‘¿Me amas?’ Pedro le dice: «Tú lo sabes todo; tú conoces que yo te amo.»
(Mt. 26,69-75)

Si Cristo -Dios conoce realmente el corazón del hombre, sabe que Pedro en la noche de su proceso “cuando recordó lo que Él le había dicho... “saliendo fuera, lloró amargamente”. Sabe que Pedro le ama ciertamente. Y no solo no lo desecha, sino que le encarga su Iglesia.


El Dios cuya mirada escudriña lo profundo «no juzgará por lo que vean sus ojos»
(Isaías 11,3), el Señor «que escruta el corazón y sondea las entrañas» (Jeremías 17,10), el que nos abre los ojos, nos libera de nuestro fariseísmo y de nuestras ilusiones y nos redime de nuestra esclavitud, del miedo, de la vergüenza…


Para ponerse ante esta mirada, hace falta decisión y también humildad:Decisión: Todo esto resultó posible para Zaqueo porque, dejando a un lado todas las consideraciones humanas, resolvió ver a Jesús, y su resolución le hizo capaz de experimentar el descubrimiento del Dios vivo.

Humildad: - La verdadera humildad nace de la visión que tenemos de la santidad de Dios, reconocer la inmensa distancia que hay entre Dios y el hombre (Isaías 55,1-11) y precisamente Cristo, Dios, es quien le dio al hombre la visión de su grandeza y quien reivindica su dignidad siendo el Hijo del hombre.

La humildad no consiste en intentar siempre rebajarnos a nosotros mismos y en renunciar a la dignidad que Dios nos confiere y exige de nosotros, porque somos sus hijos y no sus esclavos.

La humildad de los santos nace de la visión de la gloria, la majestad y la belleza de Dios; lo que origina su humildad, es la conciencia de que Dios es tan santo, la revelación de su perfecta belleza, de su amor tan sorprendente, que lo único que ellos pueden hacer en su presencia es postrarse delante de Él en un acto de adoración, alegría y admiración.

Cuando la gran experiencia del amor abrumador que Dios nos tiene se apoderó de santa Teresa, cayó de rodillas llorando de alegría y admiración; al levantarse era una persona nueva, una persona en la cual la verificación del amor de Dios dejó en ella «el sentimiento de una deuda imposible de pagar». Esto es humildad, no humillación. Sabemos que el amor de ningún modo se puede merecer, comprar, forzar, obtener, lo recibimos como un don, a la manera de un milagro; éste es el comienzo de la humildad. “Dios nos ama por nada”
.
El Papa, también recordó la “mirada de Jesús sobre la Cruz: mira a la mamá, miró al discípulo y con aquella mirada, nos dijo que su mamá era la nuestra y que la Iglesia es Madre.
(Jn. 19,25-27)Y también señaló que: “Todos nosotros, en la vida hemos sentido esta mirada, y no una vez: ¡tantas veces! Quizás en la persona de un sacerdote cuando nos perdonaba los pecados, quizás en la ayuda de personas amigas”. “todos nosotros nos encontraremos delante de aquella mirada, aquella mirada maravillosa. Y vamos adelante en la vida, con la certidumbre que Él nos mira. Pero también Él nos espera para mirarnos definitivamente”. “Y aquella última mirada de Jesús sobre nuestra vida será para siempre, será eterna”. “Pido a todos los Santos que han sido mirados por Jesús, que nos preparen a dejarnos mirar en la vida, y que nos preparen también a aquella última – ¡y primera! – mirada de Jesús”. (Papa Francisco)

El Papa aconseja a los jóvenes y nos aconseja: "dejarse mirar un rato por Jesús todos los días”.

“Nos hará bien pensar, rezar sobre esta mirada de Jesús y también disponernos a dejarnos mirar por Él”

“El Señor está cerca de todo el que lo invoca, De todo el que lo invoca de verdad.” Salmo 145(144), 2-18...

Orar con los Salmos:
139(138) ; 138(137); 143 (142)
Salmos, 139

Señor, tú me examinas y conoces, 2. sabes si me siento o me levanto, tú conoces de lejos lo que pienso. 3. Ya esté caminando o en la cama me escudriñas, eres testigo de todos mis pasos. 4. Aún no está en mi lengua la palabra cuando ya tú, Señor, la conoces entera. 5. Me aprietas por detrás y por delante y colocas tu mano sobre mí. 6. Me supera ese prodigio de saber, son alturas que no puedo alcanzar. 7. ¿Adónde iré lejos de tu espíritu, adónde huiré lejos de tu rostro? 8. Si escalo los cielos, tú allí estás, si me acuesto entre los muertos, allí también estás. 9. Si le pido las alas a la Aurora para irme a la otra orilla del mar, 10. también allá tu mano me conduce y me tiene tomado tu derecha. 11. Si digo entonces: "¡Que me oculten, al menos, las tinieblas y la luz se haga noche sobre mí!" 12. Mas para ti ni son oscuras las tinieblas y la noche es luminosa como el día. 13. Pues eres tú quien formó mis riñones, quien me tejió en el seno de mi madre. 14. Te doy gracias por tantas maravillas, admirables son tus obras y mi alma bien lo sabe. 15. Mis huesos no te estaban ocultos cuando yo era formado en el secreto, o bordado en lo profundo de la tierra. 16. Tus ojos veían todos mis días, todos ya estaban escritos en tu libro y contados antes que existiera uno de ellos. 17. ¡Tus pensamientos, Dios, cuanto me superan, qué impresionante es su conjunto! 18. ¿Pormenorizarlos? Son más que las arenas, nunca terminaré de estar contigo. 19. ¡Ojalá, oh Dios, mataras al malvado y se alejaran de mí los sanguinarios, 20. arman maquinaciones en tu contra y no toman en cuenta tus declaraciones! 21. Señor, ¿no debo odiar a los que te odian y estar hastiado de los que te atacan? 22. Con un odio perfecto yo los odio y para mí también son enemigos. 23. Examíname, oh Dios, mira mi corazón, ponme a prueba y conoce mi inquietud; 24. fíjate si es que voy por mal camino y condúceme por la antigua senda."


Salmo 142
 Al Señor le imploro a grandes voces.  En su presencia explayo mi lamento y ante él relato mi aflicción  cuando en mí desfallece mi espíritu, pero tú, ¿no conoces mi sendero? En el camino por donde pasaba ocultaron una trampa. Dirige a la derecha tu mirada y ve cómo ninguno me conoce. 
Lejos de mí está cualquier refugio, nadie se preocupa de mi vida. 6. ¡A ti clamo, Señor, a ti te digo: "Tú eres mi esperanza, mi parte en la tierra de los que viven!" Atiende a mi clamor porque estoy muy decaído. Ponme a salvo de mis perseguidores, que son más fuertes que yo. 
Sácame de la prisión para que dé gracias a tu Nombre una ronda harán los justos en torno a mí al saber los favores que me has hecho.


Te compartimos momentos de esa tarde llena de oracion y amor!!!
 
Gesto Misionero capillas con Jesus Misericordioso











 

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